Buscar la perspectiva en la conducción propicia otro de los hábitos claves en cualquier buen conductor: la anticipación. Saber interpretar lo que viene, sea el trazado de la carretera, el estado del tráfico, la maniobra de otro vehículo o la aparición de un peatón supone la mejor garantía de tener preparada la respuesta adecuada ante una incidencia. Para ello es vital mantener la atención y la concentración en la tarea de conducir, la única manera de prever, por ejemplo, que la moto que circula delante desacelera para girar sin poner el intermitente o que aquel coche estacionado va abrir una puerta a nuestro paso.